¿Qué Europa queremos?
Las Comunidades Europeas ( CEE, CECA y
CEEA) nacieron a mediados del S. XX con el objetivo de incentivar la
cooperación entre los paises europeos y formentar una solidaridad
entre Estados capaz de desterrar el horror de las dos Guerras
Mundiales y garantizar la paz. Tras más de 60 años, hemos logrado
construir un sistema económico, jurídico y político único y sin
precedentes en el mundo.
Los últimos acontecimientos ponen de
manifiesto la necesidad de cambiar la perspectiva con la que
construimos la Unión. Uno de los principales errores que cometemos
es abordar el avance comunitario en clave nacional. Una vez que
transpasamos las fronteras, debemos dejar a un lado el “yo” y
emplear el “nosotros”. Es cierto que el plural abundaba en
tiempos de bonanza económica pero durante la crisis, aquel “yo”
ha cobrado un protagonismo casi suicida. El conflicto heleno lo
corrobora.
En Grecia concurren todos los elementos
necesarios del desastre. Unas cuentas públicas falseadas, nefasta
gestión económica, falta de transparencia y asunción de
responsabilidades...Si a estos factores le añadimos la funesta
gestión política del actual gobierno populista de Tsipras,
obtenemos el peor de los resultados: una Grecia hundida, sin
credibilidad y a un paso de salir del Euro. Ésto último hubiera
sido un fracaso tanto para el país como para toda la comunidad
europea.
Ahora bien, si Grecia ha de cumplir con
un estricto plan económico, marcado por una serie de reformas
fiscales y estructurales, la Unión Europea no puede acomodarse en la
apatía. En primer lugar debe emprender políticas que favorezcan la
cooperación y la solidaridad, dos de los principios fundamentales
del sistema comunitario. Es necesario transformar la UE desde sus
cimientos, aportando esa visión 'transnacionalista' tan demandada y
recuperar así su tradicional vocación universal. Hemos de dotar a
las Instituciones de mayores competencias que les permita realizar
política en mayúsculas, y crear los instrumentos necesarios para
reforzar la Unión y avanzar en el crecimiento europeo.
Es hora de hacer más y mejor Europa, y
éste es el camino: olver la vista atrás y recordar los principios
que marcaron el inicio del gran proyecto europeo de reconciliación e
integración política y económica. En definitiva, avanzar juntos
para construir una Europa cada vez más libre, próspera, solidaria e
integrada, lider en un mundo globalizado.
“El éxito no es definitivo, el fracaso no es fatídico. Lo que cuenta es el valor para continuar.” (Winston Churchill)