La cara más amarga de la muerte

Éramos libres...

Una reflexión en confinamiento

jueves, 16 de julio de 2015

Más y mejor Europa

La actual crisis económica y financiera por la que atraviesta Europa ha dejado patente la fragilidad de la Unión Europea. La crisis griega ha sifo el último infarto de miocardio que ha causado el ingreso de la Unión en “cuidados intensivos”. Más allá de cuestionar las actitudes adoptadas tanto por las instituciones europeas como por el gobierno griego, quiero compartir una reflexión sobre nuestro futuro comunitario.

¿Qué Europa queremos?

Las Comunidades Europeas ( CEE, CECA y CEEA) nacieron a mediados del S. XX con el objetivo de incentivar la cooperación entre los paises europeos y formentar una solidaridad entre Estados capaz de desterrar el horror de las dos Guerras Mundiales y garantizar la paz. Tras más de 60 años, hemos logrado construir un sistema económico, jurídico y político único y sin precedentes en el mundo.

Los últimos acontecimientos ponen de manifiesto la necesidad de cambiar la perspectiva con la que construimos la Unión. Uno de los principales errores que cometemos es abordar el avance comunitario en clave nacional. Una vez que transpasamos las fronteras, debemos dejar a un lado el “yo” y emplear el “nosotros”. Es cierto que el plural abundaba en tiempos de bonanza económica pero durante la crisis, aquel “yo” ha cobrado un protagonismo casi suicida. El conflicto heleno lo corrobora.

En Grecia concurren todos los elementos necesarios del desastre. Unas cuentas públicas falseadas, nefasta gestión económica, falta de transparencia y asunción de responsabilidades...Si a estos factores le añadimos la funesta gestión política del actual gobierno populista de Tsipras, obtenemos el peor de los resultados: una Grecia hundida, sin credibilidad y a un paso de salir del Euro. Ésto último hubiera sido un fracaso tanto para el país como para toda la comunidad europea.

Ahora bien, si Grecia ha de cumplir con un estricto plan económico, marcado por una serie de reformas fiscales y estructurales, la Unión Europea no puede acomodarse en la apatía. En primer lugar debe emprender políticas que favorezcan la cooperación y la solidaridad, dos de los principios fundamentales del sistema comunitario. Es necesario transformar la UE desde sus cimientos, aportando esa visión 'transnacionalista' tan demandada y recuperar así su tradicional vocación universal. Hemos de dotar a las Instituciones de mayores competencias que les permita realizar política en mayúsculas, y crear los instrumentos necesarios para reforzar la Unión y avanzar en el crecimiento europeo.

Es hora de hacer más y mejor Europa, y éste es el camino: olver la vista atrás y recordar los principios que marcaron el inicio del gran proyecto europeo de reconciliación e integración política y económica. En definitiva, avanzar juntos para construir una Europa cada vez más libre, próspera, solidaria e integrada, lider en un mundo globalizado.
“El éxito no es definitivo, el fracaso no es fatídico. Lo que cuenta es el valor para continuar.” (Winston Churchill)

martes, 14 de julio de 2015

En Libertad

"Una gota de pura valentía, vale más que un océano cobarde"
Miguel Hernández


El 20 de enero de 1961, John Fitzgerald Kennedy, se dirigía a la nación por primera como Presidente de Estados Unidos con estas palabras:
Compatriotas: preguntaos no qué puede hacer vuestro país por vosotros; preguntaos, qué podéis hacer vosotros por vuestro país. Conciudadanos del mundo: preguntad, no qué pueden hacer por vosotros los Estados Unidos de América, sino qué podremos hacer juntos por la libertad del hombre"

Con estas palabras, animaba a los estadounidenses a no permanecer impasibles ante el transcurso de la historia, sino ser parte activa en la construcción de un mundo mejor. 

A pesar del paso de los años, aquella invitación sigue más viva que nunca. Nuestra sociedad avanza a una velocidad abrumadora y es necesario que la juventud desarrolle un papel protagonista en este proceso de renovación. Necesitamos nuevos proyectos e instrumentos; nuevas ideas que refuercen los pilares de nuestro sistema democrático. En este sentido, la participación de los jóvenes no puede quedar reducida a unos mínimos, sino que han de ser los verdaderos arquitectos de nuestro futuro.

Recogiendo este testigo, nace En Libertad, un lugar en el que podremos compartir reflexiones de caracter jurídico, político, económico o de actualidad. Sin embargo, no pretende ser un blog más, más bien al contrario. Los principios que lo fundamentan son la crítica constructiva, el diálogo, la transparencia, el rigor, el respeto y por supuesto, la libertad.

Soy consciente de la dificultad del camino que emprendo. A menudo la sociedad aplaude actitudes conformistas que se atrincheran en lo políticamente correcto. Sin embargo, en el momento que rompes las cadenas y piensas por ti mismo, te insultan sin piedad. Es el precio de no pensar como ellos y no cayendo en su trampa. Estoy preparado para ello. Como decía Adolfo Suárez, no hay por qué tener miedo a nada. El único miedo racional que nos debe asaltar es el miedo al miedo mismo “

Estás en tu casa; bienvenido, en libertad.


domingo, 12 de julio de 2015

El legado de la Transición Española

España atraviesa uno de los periodos más importantes de su historia reciente. A la profunda crisis económica, que mina nuestro tejido productivo y social, hemos de añadir otra de caracter político e institucional, que ha afectado directamente a los pilares de nuestro sistema democrático. Asistimos pues a un profundo proceso de renovación similar al acontecido durante en el último cuarto del S XX, en la llamada Transición Española.

Adolfo Suárez en el Congreso de los Diputados
En este marco político, económico y social, han aparecido ciertos movimientos de caracter populista cuya utilidad a la comunidad es más que cuestionable. Entre sus pretensiones está cambiar nuestro sistema de convivencia constitucional -destruyéndolo- sin ser conscientes del importante sacrificio que supuso el instaurar la actual democracia.

No dudo de la necesidad de reformar ciertos elementos del sistema, pero “se trata, de saber realizar el cambio social con sinceridad, conjugando prudencia y audacia y eligiendo también el camino de la reforma responsable y gradual” (Adolfo Suárez González, 1976) Parece que está de moda decir que nada se hizo bien; que la Transición Española fue un fracaso. ¡Qué mala memoria! Al contrario, el principal fracaso de la sociedad actual no es otro que el abandonar en lo más recóndito de la memoria aquellos años en que el interés general de España era el fundamento de la acción política. Hoy, sin embargo, nos empeñamos en resucitar el fantasma de las dos españas, - siempre excluyentes y permanentemente enfrentadas-, mientras nuestros padres quisieron acabar con ese mito, luchando por una reconciliación definitiva.

Ya sea por ignorancia o mala fe, un sector de la política española reniega de aquel espíritu de consenso que fundamentó la Transición. Basan su discurso político en meras utopías, que adornadas con algún bramido, embaucan a la sociedad herida. Sin embargo, si arañamos tan sólo un poco, descubrimos la falsedad de sus palabras.

Ante esto, es necesario reivindicar el legado de la Transición Española. El consenso, la concordia y la responsabilidad han de guiar nuestros pasos si no queremos vernos avocados al más absoluto de los fracasos. Vivimos un tiempo fascinante en que la sociedad es parte activa de la política pero del ejercicio responsible de nuestros derechos democráticos depende directamente el futuro de España. No son exageradas mis palabras. La sociedad actual esta llamada a ser protagonista de una segunda transición que debe realizarse sobre los pilares de la primera. Hemos de seguir trabajando para construir un Estado de Derecho sustentado en la libertdad, la igualdad, la justicia y el pluralismo político. Transparencia, participación, y honradez son otros elementos clave. En definitiva, trabajar unidos para engrandecer el la España Constitucional que hemos heredado.

Somos un pueblo que ha ido superando grandes problemas. La actual crisis, en todas sus facciones, es un ejemplo de ello. Pero debemos seguir aprendiendo “la gran lección de la concordia y la vonviencia en libertad y justicia” que nos legaron nuestros antepasados.


“Está el hoy abierto al mañana.
Mañana al infinito.
Hombres de España. Ni el pasado ha muerto,
Ni está el mañana ni el ayer escrito.”